Anapanasati nos pone en contacto con la realidad y la naturaleza. A menudo vivimos en la cabeza -en ideas, sueños, recuerdos, planes, palabras. Y no tenemos la oportunidad de comprender y observar nuestro cuerpo (excepto cuando ocurre la excitación de una enfermedad o del sexo).
Con la respiración nos volvemos sensibles a nuestro cuerpo y a la naturaleza. Nos afianzamos en esta realidad básica de la existencia humana que nos proporciona la estabilidad necesaria para enfrentar con sabiduría los sentimientos, emociones, pensamientos, recuerdos y el resto de nuestro condicionamiento interno, para aceptarlos con su propio peso y aprender la lección que tienen que enseñarnos.
Con la respiración aprendemos a vivir en el momento presente, el único lugar donde verdaderamente podemos vivir.