Lo bello está hecho de un elemento eterno, invariable, cuya cantidad es excesivamente difícil de determinar, y de un elemento relativo, circunstancial, que será, si se quiere, a veces o todo a la vez, la época, la moda, la moral, la pasión.
En sus numerosos artículos de crítica pictórica y literaria, que Baudelaire publicó en revistas y periódicos como forma de ganarse la vida, el poeta (precursor indiscutido del llamado simbolismo estético) también se nos hace presente como un analista interesado y entendido en la estética de su época, que expone su teoría de lo bello moderno.