La gobernanza del agua se considera un asunto urgente y esencial en el país; sin embargo, las propuestas de diseños organizativos han prestado poca o ninguna atención a las capacidades propias de los usuarios, y han ignorado la existencia de organizaciones de base eficaces.
En el texto se argumenta que incorporar la realidad y experiencia de las organizaciones autonómicas a la legislación nacional permitiría una gobernanza más eficaz de los recursos hídricos. Se argumenta que, a pesar de la falta de sinergia entre las organizaciones de base y la legislación vigente, éstas han sido asombrosamente resilientes.