Fue un romántico muy tardío, que encontró en el aliento regionalista, en la exaltación de paisajes naturales y leyendas guanchinescas, su asunto predilecto para una poesía entusiasta, desbordante y verbosa. Como el resto de la producción lírica de la llamada Escuela de La Laguna, sus versos podrían entenderse como un modesto intento de legitimación identitaria de la pequeña burguesía local isleña. Aunque uno de sus temas favoritos es lo guanche, como condicionamiento afectivo hacia una raza desaparecida pero viva en el recuerdo, también le canta a la fusión de las razas y a la unidad de la patria total. El mar y los temas religiosos se suman a la temática que recoge esta antología. Su gran respeto por la medida de los versos y la consonancia sonora propia de la época, y tan distinta al concepto actual, hace que sus poemas sean como una música hablada. - Nota preliminar a la edición de 1987 de Enrique Romeu Palazuelos
- A Miguel Cervantes Saavedra
- Al Valle de La Orotava
- Aquí y allí
- En la muerte de Zorrilla
- Saludo
- Caín y Abel
- A una insinuación
- El grito de la raza
- El guanche
- En la inauguración del Teatro de La Laguna
- El padre Ceferino González
- De actualidad
- En la muerte de Paul Verlaine
- Jueves Santo
- Las madres de Tenerife en la invasión de Nelson
- El amor
- Canto a la conquista
- A Jesús
- Símbolo
- Cuando en las altas horas de la noche
- ¡Qué tiempos aquellos!
- A Santa Cruz
- Cómo y dónde quiero morir
- Al amigo del alma, el eminente doctor López Martín
- La entrada del Cristo de La Laguna
- Lágrimas y flores
- La oración del poeta
- Coro de poetas
- La casa vacía
- Introducción
- Prim en los Castillejos
- Padre nuestro
- Manuel Verdugo
- Ildefonso Maffiotte
- José Tabares Bartlett
- Los personajes de Galdós
- Predestinación
- Después de la estación veraniega
- A Villaespesa
- La muerte de Tabares Bartlett
- Las folías