José Maseda, el protagonista de esta novela, apenas tuvo tiempo de participar en la Guerra Civil debido a su juventud. En el verano de 1941 sentía la misma añoranza de guerra que tantos otros de su generación, y vio en la División Azul la oportunidad de demostrar que podía combatir al comunismo soviético. Sin embargo, la inconmensurable dureza de Rusia le reservaba un destino muy distinto al soñado.
Al final de su vida, un anciano Maseda rememora episodios como su viaje en el tren que atravesó Europa hasta Rusia, las batallas en las que participó y los trece años de cautiverio que sufrió en diversos campos de trabajo de la Unión Soviética. Hasta que por fin, en 1954, fue devuelto a España ?junto a otros prisioneros divisionarios y republicanos? en el barco griego Semíramis, uno de cuyos oficiales recordaría: «Cuando dejó de verse en el horizonte la tierra rusa, se quitaron las ropas gruesas y bastas que llevaban y las tiraron al mar. Nadie que lo haya visto podría olvidar aquella escena de casi trescientos prisioneros llorando sobre la cubierta de un barco».