Según Cristina López Schlichting, en sus viajes como periodista «no ahorraba riesgos, no me importaba dormir en el suelo o utilizar letrinas inmundas; me era indiferente si había o no comida, si se trataba de subir montañas o bajar a las cuevas. Soy consciente de habérmela jugado cuando fui la primera periodista en entrar en la ciudad ocupada de Valona, en Albania, disfrazada de monja. De Marruecos volví con el cuerpo arado por los mordiscos del alambre bífido de la frontera; de las minas de Asturias salí molida por las agujetas. Estaba poseída por un fervor incesante, enamorada de mi profesión».
Para que estos años intensos y apasionantes no se perdieran en el olvido, la autora de Yo viví en un harén ha reunido en estas páginas sus mejores trabajos. La vida en un harén, el contacto con un grupo de skinheads o las huellas de un desastre como el huracán Mitch dan forma a estas memorias de una reportera que, con el anzuelo del dolor o el de la alegría, se ha visto siempre atrapada en las redes de la realidad.