El sufismo también arraigó en España, y dejó huella. Creó una corriente espiritual latente que atraviesa siglos y fecunda el alma de los creyentes (cristianos y musulmanes) gracias a una polinización directa propiciada por el al roce de la convivencia. Su semilla germinó y su rastro reaparece en místicos posteriores. Este libro ilustra aquel proceso.