La historia del primer secuestro en la historia de la aviación de
Estados Unidos
El vuelo 495 de Cubana de Aviación salió de Miami a Varadero el primero
de noviembre de 1958 y nunca llegó a su destino en Cuba. A menos de dos
meses del triunfo de la revolución, cinco jóvenes secuestraron el avión
a nombre del 26 de Julio, el movimiento que lideraba el comandante
guerrillero Fidel Castro. Llevaban
armas, municiones y posiblemente dinero. Fue el primer acto de piratería
aérea en la historia de Estados Unidos, con un agravante: la operación
terminó en una tragedia en la que perdieron la vida más de la mitad de
los pasajeros.
El vuelo 495 de Cubana de Aviación salió de Miami a Varadero el primero
de noviembre de 1958 y nunca llegó a su destino en Cuba. A menos de dos
meses del triunfo de la revolución, cinco jóvenes secuestraron el avión
a nombre del 26 de Julio, el movimiento que lideraba el comandante
guerrillero Fidel Castro. Llevaban armas, municiones y posiblemente
dinero. Fue el primer acto de piratería aérea en la historia de Estados
Unidos, con un agravante: la operación terminó en una tragedia en la que
perdieron la vida más de la mitad de los pasajeros.
Este siniestro quedó en el olvido y la absoluta impunidad. Sin embargo,
durante más de diez años el periodista colombiano Gerardo Reyes Copello,
ganador del Premio Pulitzer, se ha dedicado a esclarecer los hechos.
Recaudó una gran cantidad de información del accidente y del fascinante
contexto histórico en el que ocurrió. Habló con sobrevivientes que
relataron el drama a bordo del avión y con testigos que lo vieron caer;
descubrió documentos secretos inéditos y logró confrontar a uno de los
sospechosos del secuestro. La historia tiene como epicentro el mundo
conspirativo de Miami, una ciudad donde los sótanos de la memoria de
muchos de sus habitantes están llenos de guerras clandestinas y complots
que relatan abiertamente como si el tiempo lo perdonara todo.
A lo largo del libro se presentan los elementos para entender la
conspiración de silencio y desdén que borró de la historia el siniestro
durante más de cincuenta años. Fidel aseguró que no habían autorizado la
operación y su hermano Raúl anunció que llevaría al paredón a los
responsables. Los lectores podrán enterarse del giro que dio el
ultimátum en las páginas de esta obra periodística.