Desde principios del siglo XX, el canon estético ha provocado una fobia generalizada a las grasas, ya que se identifican automáticamente con la obesidad. Pero se olvida que hay grasas saludables que el organismo necesita para su buen funcionamiento.
Vivir sin grasas explora la manera más inteligente de nutrirse, sustituyendo los alimentos nocivos para la salud por una dieta más energética, equilibrada y saludable.