El millonario Spencer Westmoreland tenía el plan perfecto para salvar el viñedo de Chardonnay Russell: se casaría con ella si a cambio le daba un hijo. Pero Chardonnay no debía albergar la esperanza de que fuera a enamorarse de ella. Chardonnay no tenía más remedio que aceptar la proposición de aquel arrogante ejecutivo. El problema era que la simple idea de convertirse en esposa de Spencer le aceleraba el corazón y despertaba en ella un enorme deseo. Pronto empezó a querer lo que estaba estrictamente prohibido...