Vlad Dracul era más viejo que su propia leyenda, pues llevaba siglos surcando la tierra en busca de la reencarnación de su esposa, Elisabeta. Ahora creía haber encontrado a quien albergaba el alma de su amada y deseaba hacerla suya para siempre. Tempest Jones era mortal, pero hacía mucho que sentía que había algo dentro de ella tratando de controlarla, una sensación que se hacía más intensa cuando estaba cerca de aquel oscuro príncipe. Al mismo tiempo que negaba la pasión que la atraía a él, Stormy se resistía a que Elisabeta se apoderara de su mente y de su cuerpo para estar con Vlad. Los sentimientos de Vlad por Stormy desencadenaron en Elisabeta una ira incontrolable. Exigía alcanzar su destino y amenazaba con destruir a su rival, dejando a Vlad con la angustia de saber lo que habría podido ser. Ahora sólo él podía elegir quién viviría y quién moriría.