Él: José Luis de Vilallonga, marqués de Castellvell y Grande de España. Un ser refinado, polifacético humanista y amante de la buena vida.
Ella: Begoña Aranguren, periodista, escritora y, por qué no reconocerlo, romántica empedernida.
Una historia de amor en la que la autora creyó encontrar su definitivo «príncipe azul»: un original aristócrata, el fin de raza de una nostálgica época de exóticos personajes, fiestas glamurosas, tertulias literarias, salones y teatros de la vieja y elegante Europa.
Pero el amor se fue desintegrando conforme ella iba descubriendo la verdadera personalidad del hombre con el que había llegado a casarse. De un encantador bolero balear, su vida se convirtió en una forzada contradanza.
Primero fue un detalle, una palabra. Luego una recriminación, un no dar la cara. Por último, la defensa a ultranza de alguien que pretendía manejar los hilos del matrimonio sin formar parte del mismo. hasta llegar a convertirse en un triángulo imposible. Y así, en una espiral arrolladora, los acontecimientos se precipitaron imparables como un torrente violento que arrastra en su camino todo lo que encuentra a su paso.
Gracias a su sentido del humor, Begoña Aranguren ha podido contar -mirando ya hacia atrás sin ira- su «maravillosa» y tortuosa relación con Vilallonga de manera sincera, desenfadada, divertida, en ocasiones incluso hilarante. Aunque, de vez en cuando, en esta crónica afloren lágrimas de dolor e impotencia que ni el corazón más fuerte habría podido evitar. Pero así es la vida. Así es el amor. Y así fue esta historia.