Las diversas propuestas que pretenden solucionar el problema de la exclusión manteniéndose en el marco de comprensión antropológico dominante sólo conseguirán correcciones puntuales y hasta pueden reforzar el mismo sistema que produce la exclusión social. Es preciso un planteamiento alternativo que vaya a la raíz, en la línea de una ciudadanía solidaria que construya un mundo común integrador de los distintos, en el que todas las personas tengan cabida. Sólo así podremos construir un modo de vivir juntos en el que nadie quede excluido.