Argumento de Vida Mostrenca
Osama bin Laden, Jar Jar Binks, Tamara, Andy Kaufman, Elián (el Niño Balsero), las vacas locas, Luther Blissett, Raphael, Lolo Ferrari, el síndrome de la clase turista, la conspiranoia, Gran Hermano, Po Zí, la autotrepanación, la crisis del Perejil, Raymond Scott, Tom Green... ¿Existe algún denominador común en esta enumeración (aparentemente) caótica? ¿Son señales de un Apocalipsis inminente o las pruebas irrefutables de que, en tiempos de pensamiento único y paladar mayoritario, la única posibilidad de significar pasa por un innegociable sentido de la diferencia? El concepto de lo mostrenco agrupa diversas y, en ocasiones, pavorosas- mutaciones y disfunciones de la cultura popular en lo que bien podría ser el fin de los tiempos. O el comienzo de algo. Aunque quizás esta historia secreta de la disidencia empezara muy atrás, en la Grecia clásica, con la escuela de los filósofos cínicos. Entre las ruinas de la Contracultura y las arquitecturas desoladas de la Modernidad, un periodista y un ilustrador recogen sus impresiones del Caos para entretener a quienes saben que sólo hay una cosa digna de ser celebrada: el Día Mundial del Disfraz de Gorila.1