La primera novela picaresca es también la primera novela moderna, porque traba sus episodios entre sí mediante rigurosa jerarquía, y los engarza conjuntamente en función del final de la autobiografía, constituido en núcleo que explica y justifica los demás elementos, a la par que cierra constructivamente la narración. La originalidad del anónimo se fundamenta en la condición social de su héroe y narrador, un ser humilde y bajo, hijo de un molinero ladrón y de una lavandera amancebada con un morisco. Este hecho, aparentemente insustancial, es algo insólito y revolucionario, por la fecha de su realización, en la historia de la literatura española.