Historia y literatura son dos disciplinas del conocimiento que se entreveran en su objeto de estudio: el hombre y sus asuntos, y se diferencian sólo en su objetivo inicial, pues la primera debe registrar la vida de la humanidad tal cual, mientras la segunda se propone el ejercicio de contarla como debió haber sido.Y la verdad no sabría distinguir cuál fin es más importante. El historiador describe y explica; el escritor imagina, pero también explica. Muchas veces, terminamos entendiendo mejor al hombre abre a través de la visión tamizada de este último, que a la luz de las disquisiciones doctas del primero.Con esta reflexión en mente, he acudido a las páginas de este libro con la intención de conocer la vida y la obra de nuestras plumas mayores, las que s que han dado lustre y esplendor a la lírica veracruzana, pues Franco González Aguilar compone una historia en la que podemos ver en carne y hueso a los más famosos poetas del terruño.Por estas páginas discurren nombres fundacionales de nuestra literaturratura: Manuel Carpio, Rafael Delgado, Díaz Mirón, María Enriqueta y Rubén Bonifaz Nuño, pero pasan por él no con la alejada presencia de la biografía oficial, sino que los podemos ver en vivo, casi escuchar su voz, en un día cualquiera de sus vidas, comoas, como debe ser para que podamos conocer al hombre atrás de la obra, al poeta que cultiva, como dice Miguel Molina la ?animal invertebrada, gana de germinar, interminable, innumerables veces en raíces que me aten para siempre a la tierra?.