Unaturbulenta vida familiar marcó desde la niñez el destino de Emma. Junto arecuerdos imborrables y bonitos en aquella hermosa isla de Puerto Rico, unpadre agresivo, despreocupado y mujeriego, con más de 30 hijos, mantuvo a lafamilia atormentada, generando una huida escalonada de sus hermanos hasta lagran escapada. Unmatrimonio fracasado, pero fruto del cual salieron dos maravillosos hijos, laobligó a buscar un mejor porvenir en España, donde encontró la paz y felicidadal lado de Agustín, dedicado toda su vida a la docencia apostólica. Delas tierras planas de Lleida, Agustín atravesó el océano para proseguir sulabor apostólica, primero en Nueva York y después en Filadelfia. Trabajó afondo con los jóvenes, inició un periódico y luchó codo a codo con los másdesfavorecidos, a costa, algunas veces, de la incomprensión de las jerarquías.Losrecuerdos de la infancia y juventud hacen que su hermana Juanita elabore estaréplica de la casa familiar.