«La vida se inventó para vivir y para dejar vivir, para caminar, para amar a las mujeres que cruzan por el camino, para comer el pan honesto y el jamón curado, para beber el agua de la fuente y el vino de los lagares, para ver mundo y hablar de las cosechas y las navegaciones, para bañarse en el restaño del río que cae del monte y secarse después del sol, sobre la yerba».
Con esta premisa, Cela nos adentra en un recorrido apasionante por parajes de privilegiada belleza, como el Pallars Sobirà, el puerto de la Bonaigua o el Valle de Arán o Salardú. Sin abandonar su estilo inconfundible, aquel que mezcla con acierto la descripción poética y a la vez irónica con diálogos vivos e implacables, Cela capta de manera magistral la idiosincrasia de un lugar y de una época excepcionales. Una obra que recordará al viajero al Cela de obras tan emblemáticas como Viaje a la Alcarria, Del Miño al Bidasoa o Primer viaje andaluz.