La joven Mizuki lleva tres años obsesionada por la misteriosa desaparición de su marido, al que la policía ya da por muerto. Una noche, él aparece de improviso en su cocina y, mientras devora sus dulces favoritos, le relata cómo murió ahogado en el mar.
A la mañana siguiente, Mizuki comprueba que no se trataba de un sueño y acepta lo que él le pide: que lo acompañe en un último viaje a la costa donde se originó todo.
En esta fascinante novela de la autora de Los amigos, los vivos y los muertos se confunden a lo largo de un Japón enigmático donde los fantasmas resultan más reales que la gente entre la que deambulan.