Lo importante es tener presente que en la etapa de la vejez los mayores tienen, pueden realizar y realizan una vida autónoma y con grandes posibilidades en la mayoría de las ocasiones, con sus propios condicionamientos, como los tiene la infancia, la juventud o la adultez. Por eso, abogamos por un discurso que modifique el lenguaje y no hable de dependencia, sino de interdependencia; queremos descubrir lo positivo, las aportaciones de los mayores a su comunidad, acabando con las connotaciones negativas que ha ido acumulando el colectivo de las personas mayores, muchas veces realizado por personas que poco o nada conocen a estas personas. Nosotros defendemos que los mayores son útiles a su sociedad; es decir, siguen siendo útiles, porque ya fueron muy útiles en su vida laboral. Y son útiles porque así lo atestigua, por ejemplo, todo el movimiento asociativo de mayores, cada vez más extendido. Su importancia va creciendo progresivamente, tanto en términos cuantitativos (casi uno de cada tres mayores pertenece a alguna asociación), como cualitativos, con reivindicaciones sociales permanentes y muy preocupados por las condiciones y necesidades del colectivo, sin olvidar otras dimensiones como el apoyo a jóvenes, acciones solidarias, etc.