En este primer volumen. Islas Madeira y Tenerife, describe la travesía desde Liverpool y sus primeras escalas en el Blackland «con el propósito de anotar lo que un viajero pasablemente activo puede ver y hacer en las escasas horas que se lo permitan las paradas del paquebote», a pesar de que, como señala Humboldt, apenas quede nada por decir de la topografía de las islas «debido a la cantidad de viajeros que inician sus aventuras con una descripción de Madeira y Tenerife».
Después, añade el capitán Burton que para paliar la aridez de los detalles no ha dudado en entregarse a las disquisiciones que el tema sugería; verdadera esencia de su escritura, híbrido entre la etnografía y la literatura de viajes, mezcla de relato aventurero y microsociología, en el que da consejos sobre el viaje, hace observaciones precisas sobre la vestimenta o los precios de las mercancías, y del que no se encuentra equivalencia salvo en Herodoto o en Barthes y que aporta una originalidad y un valor añadidos a su obra, entretenida y fresca como pocas.