La trascendencia económica del urbanismo y la ordenación del territorio es un hecho evidente y tangible, como hemos tenido ocasión de comprobar en nuestro país en los últimos años, lo que hace importante la regulación que de ellas se haga en cada nivel territorial y que dicha regulación se efectúe cada vez más, en sus principios esenciales o comunes, a nivel global europeo, para ser posteriormente desarrollada y adaptada a nivel interno nacional o regional de manera específica en atención a las necesidades de cada territorio.