Decía Ortega y Gasset que la política y la cultura son la superficie de la historia. Y la historia es la superficie manifestada de un fenómeno mucho más sustancial: la voluntad de ser y permanecer de la conciencia humana sobre el planeta. Sólo desde esta perspectiva puede entenderse la importancia de algunas individualidades extra-históricas, como fue la de Roman Ungern Von Sternberg (1886-1921), barón báltico heredero de una antigua estirpe guerrera, vinculada a la Orden Teutónica desde tiempos inmemoriales, quien aceptó con toda determinación y apenas esperanza la tarea de recuperar la dignidad y esplendor de la civilización occidental, humillada ante la rapacidad apátrida de la burguesía liberal mundializadora. Al mando de la mítica División Asiática de Caballería, durante la guerra civil rusa combatió al ejército bolchevique y sus aliados chinos, conquistó Urga (la actual Ulán Bator), fue proclamado Príncipe de Mongolia y Dios de la Guerra por los budistas mongoles. Su sueño: la creación de un gran imperio euroasiático que instaurase una sociedad basada en los sagrados principios de la camaradería, el honor, el valor, la lealtad y el sacrificio, enemigo mortal del mercantilismo sin alma que a principios del siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, se convierte en dueño del mundo.
En esta obra, Manuel Vallejo nos ofrece una visión desapasionada, por lo objetiva, sobre la vida y determinantes personales de Ungern. Lejos de estereotipos (loco visionario, sanguinario, satánico, implacable antisemita) intenta el autor explicar el porqué de las condiciones históricas que hicieron posible la aventura del Barón Blanco, así como desvelar los detalles más complejos de una personalidad que durante muchas décadas ha fascinado tanto a sus admiradores como a sus detractores.
D. José Vicente Pascual (Escritor y periodista)