La locura y el horror han obsesionado mi vida, escribe el autor. Los libros que he escrito no hablan de otra cosa. Después de El adversario, ya no aguantaba más. Quise escapar. Creí que escapaba amando a una mujer y realizando una investigación. La investigación fue sobre mi abuelo paterno, que tras una vida trágica desapareció en el otoño de 1944 y, muy probablemente, fue ejecutado por actos de colaboración con los alemanes. Es el secreto de mi madre, el fantasma que atormenta a nuestra familia. Para exorcizarlo seguí caminos azarosos, que me llevaron hasta una pequeña ciudad perdida de la provincia rusa, donde permanecí largo tiempo al acecho, a la espera de que ocurriese algo. Y ocurrió: un crimen atroz. La locura y el horror volvían a darme alcance. Me alcanzaron, al mismo tiempo, en mi vida amorosa. Escribí para la mujer que amaba un relato erótico que debía irrumpir en la realidad, y la realidad desbarató mis planes. Nos precipitó a una pesadilla que se asemejaba a mis peores libros y devastó nuestra vida y nuestro amor. De todo esto hablamos aquí: de situaciones que elaboramos para dominar la realidad y de la forma terrible en que ella las asume para respondernos.