Argumento de La Trama Nupcial
Encuadernación: rústica.
Principios de los años ochenta del siglo pasado; en los campus norteamericanos triunfan los pensadores franceses y los alumnos escuchan a los Talking Heads. Pero Madeleine Hanna, una romántica incurable que está escribiendo su tesis sobre Jane Austen y George Eliot, dedica sus energías a indagar cómo abordaron el amor esas dos extraordinarias autoras.
También ella se convertirá en protagonista de una historia de amor apasionada, dolorosa, intensa y compleja como las de las grandes novelas románticas. Porque en su vida aparecerán dos hombres muy diferentes, Leonard Bankhead, solitario, carismático y brillante estudiante con quien entablará una relación cargada de desafíos intelectuales y erotismo, y un viejo amigo, Mitchell Grammaticus, estudiante de teología que trata de encontrarle un sentido a su vida. Y, una vez finalizada la universidad, el triángulo se mantendrá, mientras la entrada en el mundo real les obliga a los tres a replantearse lo que han aprendido, a reflexionar sobre el sentido de la vida, la existencia de Dios y la naturaleza del amor.
¿Es posible escribir hoy una historia de amor con la intensidad de las obras maestras de la literatura clásica y que al mismo tiempo resulte rabiosamente contemporánea? Jeffrey Eugenides lo ha conseguido. Tras situarse como uno de los grandes narradores norteamericanos actuales, ha construido ahora una ambiciosa novela en la que indaga en el compromiso y las renuncias, en el sufrimiento y la pasión. Y lo hace con un triángulo formado por unos jóvenes que se adentran en las complejidades de la vida y en los pantanosos e inestables territorios del deseo.
«Eugenides sabe que la vida humana es una tragedia que hay que tomarse a risa, lo que supone una cristalina definición de sus propios libros» (Antonio Lozano, La Vanguardia).
«La novela romántica del XIX pasada por El discurso amoroso de Barthes» (Marta Ramoneda, La Central).
«Esta nueva novela del autor de Las vírgenes suicidas y Middlesex culmina una trilogía fascinante» (Juan Francisco Ferré).1