Pensando de este modo, no es extraño que utilicemos con frecuencia como piedra de toque la realidad del pasado. La historia se convierte así en algo capaz de incorporarse operativamente a nuestra investigación, con la enorme ventaja de permitir la observación de los hechos con una distancia que indudablemente actúa como filtro que los aclara.
Conviene pues destacar la importancia en cuanto a instrumento didáctico que la historia supone; más aún si tenemos en cuenta que forzosamente la historia interfiere cualquier obra de arquitectura en cuanto que cualquier paisaje está hoy manipulado, y se nos presenta como algo artificial, como algo cargado de historia.