En la década de 1980 los veranos en el barrio viejo de Bari transcurren en callejones blancos donde los niños juegan a perseguirse por laberintos de sábanas tendidas entre el aroma de las salsas. Maria, de doce años, es pequeña, morena y de rasgos salvajes, y su actitud insolente le ha valido el apodo de Malacarne. Vive en una tierra sin tiempo, en un barrio donde los abusos se sufren y se infligen y de donde es muy difícil escapar. Y, pese a todo, no está dispuesta a someterse a unas normas que no respeta. Su único apoyo es Michele, el hijo menor del clan de los Sinsangre y, pese a la hostilidad entre ambas familias, entre ellos surge un sentimiento de amistad delicado, casi fraternal, que el tiempo convierte en amor. Un amor que, aunque imposible, les preserva del rencor del resto del mundo.
La crítica ha dicho:
«Una escritura cruda, apasionante y evocadora. Un dramático retrato de la difícil realidad de la Italia del sur que nos recuerda a las películas neorrealistas y a la ambientación de La amiga estupenda de Elena Ferrante.»
Corriere della Sera
«Recuerden el nombre de esta niña, Maria Malacarne, y el de Rosa Ventrella, la autora que la dio a luz en un barrio pobre de Bari, para construir a su alrededor una emocionante saga familiar que ya ha conquistado el mundo.»
Elle
«La historia de la amistad entre dos niños, Maria y Michele, que los preserva de la violencia de su barrio y de los golpes de la vida... Un éxito internacional.»
La Repubblica