El libro. En pocos días, Ediciones de La Discreta dará a la luz la última novela del escritor gran canario Luis Junco, Una carta de santa Teresa. Con ella, Luis Junco se descubre como uno de esos novelistas a los que la crítica y el público peninsulares no pueden dejar de prestar la más minuciosa atención. Porque Una carta de santa Teresa resulta ser el perfecto ejemplo de que el deleite y el aprovechamiento, como exigían los clásicos, no están en absoluto reñidos. Luis Junco ha sabido unirlos admirablemente, en un libro de amplias miras, ambicioso y profundo a la par que entretenido, construido a partir de una intriga de las que atrapan y enriquecen. Aunque tiene elementos de misterio, nada tiene que ver con las planas tramas de los best-sellers esotéricos de moda; pero al tiempo, aunque refina la inteligencia y la imaginación del más exigente lector, no es una novela densa y trabajosa.
Su trama se desarrolla a finales del siglo XIX, cuando la casual llegada de un joven médico aragonés a un hermoso y tranquilo pueblecito del interior de la isla de Gran Canaria lugar del que se convertirá en médico titular pronto pondrá de relieve que nada es lo que parece. Ni el azar ha gobernado la llegada del médico, ni la vida en el pueblo tiene la apacibilidad que aparentaba. Una carta atribuida a santa Teresa de Jesús, con supuestas virtudes milagrosas y por la que diversas personas y grupos de diferentes ideologías pugnan con encono, será lo que haga emerger todo ese escondido poso de amores y odios, que, como el magma volcánico que dio lugar a la naturaleza que sirve de escenario no inocente, por cierto a la novela, acaba derramándose en una trama que se desarrolla de forma creciente y acelerada hasta un final sorprendente.