En la Norteamérica sureña y colonial de finales del siglo XVII, una mujer negra entrega como prenda a Florens, su hija de ocho años, para salvarla de su cruel y violento amo. Pero este sutil acto de misericordia será difícil de entender para la pequeña, quien crece en una plantación de azúcar al cuidado de otras esclavas y se hace mujer intentando exorcizar, sin éxito, el abandono al que la condenó su propia madre.