Fragmento extraído del libro:
-.He nacido como tú en Salamanca, pero no en la ciudad que tú conoces, sino en otra muy diferente a la actual, mucho más grande, más habitada y con maneras de vivir también distintas, mejores y más justas.
Lazaro le miró, se tomó tiempo para pensar lo que iba a decirle y bajando los ojos para no parecer ofensivo, le preguntó:
- Hay en ella nobles, poderosos, hidalgos, caballeros de alta y media talla, villanos y siervos? ¿Hay palacios, casonas, tabucos y covachas? ¿Y mendigos y mozos de mendigos, alguaciles y porquerones? ¿Hay quien come buena carne todos los días y los que ya les va con un mendrugo y un nabo; quien viste ropa fina y quien va de andrajos o desnudo? ¿Hay clérigos, matasanos, barberos, leguleyos, estudiantes, escuderos, ladrones, bellacos, valentones y rameras de todo tipo y condición? ¿Tenéis un Papa, cardenales y arzobispos, inquisidores y herejes? ¿Reyes cristianos y sultanes moros que hacen entre sí la guerra para ampliar sus imperios y ganancias? ¿Hay cárceles, y en ellas poco y bien duran los grandes y mucho y mal los míseros? ¿Hay quien pasa frío en invierno y sofoco en verano? ¿Hay peste negra o blanca, llagados, tullidos y mutilados? En fin, dime si hay gente que muere de hambre o abandonada de otros y niños que viven sin padres.
Carlos, tras pensárselo un poco no tuvo más remedio que asentir. Sí; aunque se llamase de otra forma, había de todo.
-Entonces, amigo mío, hermanos somos.
(De Un punto más que el diablo, José Luis Navarro)