Kirk, que huye del intelectual y del ideólogo como si la vida le fuera en ello, se centra en los principios fundamentales, que son la base de toda argumentación y acción posterior y que, sobre todo, son los grandes desconocidos en la política actual. El conservador entiende que las circunstancias humanas son casi infinitamente variables, y que cualquier medida política o económica debe decidirse a la luz de las particulares circunstancias de tiempo y lugar, llámese a esto oportunismo ilustrado o, mejor aún, prudencia.
Un programa para conservadores ofrece más criterios y lúcidas preguntas que respuestas concretas. Sin embargo, la realidad moderna es tan compleja que nunca fue tan importante acertar en las preguntas para llegar a alcanzar las mejores respuestas. Finalmente, el propósito de este libro es inequívoco: Ayudar a repensar el modo en que entendemos el orden social y moral en el que hemos nacido; y sugerir los medios necesarios para preservar y renovar lo permanente en tiempos en los que el caos y la oscuridad amenazan con recuperar sus antiguos dominios.