Pero es menos conocido un escrito de 1949 en el que Gödel extraía las consecuencias de la teoría de la relatividad y en el que se atrevía a plantear abiertamente la inexistencia del tiempo y la consiguiente posibilidad de viajar hacia el pasado. El propio Einstein reconoció que aquel texto representaba «una contribución importante a la teoría general de la relatividad». Un mundo sin tiempo no es tan sólo el relato de las amarguras y obsesiones que se ocultan en la vida de los genios, sino también la emocionante narración de cómo surge un gran descubrimiento científico y de los obstáculos e incomprensiones que a menudo debe vencer.