Como si nos asomáramos a las ventanas del edificio, la envolvente estructura de esta novela nos descubre las historias entrelazadas que componen la apasionante intriga de la novela y de la vida, impregnada de necesidad de amor, espejismos e incertidumbre.
La autora manchega capta con ironía y ternura lo que los tiempos traen, el mundo en que vivimos, el ahora aparentemente banal. Y lo hace con la prosa sutil, enigmática y al mismo tiempo transparente y directa que la define.