Parece imposible, pero es lo que le ocurrió a Saroo.
Aún más extraordinario es lo que sucedió después: veinticinco años más tarde, Saroo, al que acabó adoptando una familia australiana, decide tratar de encontrar a su madre y a sus hermanos. No está seguro de recordar el nombre del lugar del que procede, pero recuerda un puente, el río al que iba a jugar de niño y la presa que lo contenía. Y pasa muchas horas, con paciencia y determinación infinitas, examinando a través de Google Earth todas las líneas ferroviarias de la India, todas, hasta dar con un lugar que le resulta familiar. Aunque solo hay un modo de descubrir si de verdad aquel es el que era su barrio y si aún queda allí alguno de los suyos: ir en persona a averiguarlo.
Un largo camino a casa explica, desde los ojos de un niño, la dramática realidad de aquellos que, como Saroo, han caminado alguna vez por la calle entre la indiferencia de todos. Pero sobre todo es un himno a la esperanza, al poder de los sueños y al valor de no rendirse nunca.