Para casi todos los niños del mundo es difícil que los elijan delegado, pero para Cal todavía lo es más. Es bajito, enclenque y a veces (solo a veces) tartamudea un poco. Además, sus compañeros se burlan constantemente de su padre, y el propio Cal también lo haría, si no fuera porque es su padre. Así que no parece muy probable que llegue a ser delegado, que es justamente lo que necesita Cal. Y no porque no se muera de ganas de ser delegado, de eso nada, sino por un motivo mucho más importante: salvar a su perro, Tofu.