«El agua del puerto es de un verde claro, transparente. Se ven muchos peces, y varios tiburones pequeños. Unas mariposas blancas como la nieve revolotean por el aire azul a nuestro alrededor. Unos chiquillos negros se bañan desnudos en la playa: aunque nadan bien, no se aventuran muy lejos debido a la presencia de los tiburones. Sale una barca que nos trae a bordo a unas chicas de color. Son altas y nada desgarbadas; nos convencen con toda clase de palabras cariñosas para que compremos bay rum, fruta, agua de Florida. Unas barcas nos conducen a tierra firme».