¿Pero adónde vamos ahora
si del tanto trabucar por los caminos
nos ha ardido toda la vida entre las manos
y ya no hay paso que dar
donde no engañe una derrota?
¿Adónde vamos ahora, a ver nuevos paisajes
y rostros y ciudades y amigos con los que irse de juerga
si en cada curva o cada esquina, al doblegarla,
al girar la cabeza para decir con una voz peliculera:
vamos por aquí, hay un tugurio que es demasiao
se nos ha hecho la encontradiza nuestra vida,
nos ha dado un codazo de compinche
y con un gesto perezoso nos ha preguntado si realmente,
si en verdad era aquello lo que estábamos de hacer?