En todos los juegos, el objetivo es alcanzar la meta y superar a los competidores. Para ello, se han de esquivar una serie de obstáculos que aparecen en el camino y que pueden interferir en el avance del jugador. En la realidad también jugamos para avanzar pero sabemos que la casilla que marca el final no es la última etapa, sino el inicio, es el lugar en el que aprendemos, reflexionamos, podemos equivocarnos y rectificamos para volver a empezar. No podemos avanzar si no sabemos hacia dónde queremos ir, por eso es crucial visualizar de forma anticipada la imagen exacta de nuestro éxito y orientarnos hacia él a través de un plan estratégico de desarrollo personal que mitigue los efectos del azar en nuestras vidas e impida que la incertidumbre se apodere de nuestro destino. Tira los dados y sigue tus propias reglas, tu plan de vida te está esperando