Este tratado constituye un intento de definir, describir y problematizar las nociones de conocimiento, significado, comunicación, textualidad y cultura. Las preocupaciones y la perspectiva del autor son, en este sentido, esencialmente semióticas; sin embargo, junto a la semiótica, es importante recordar también la voluntad (reflejada en el modus operandi del autor y en la estructura misma del tratado) de acatar y defender los principales hábitos interpretativos de aquella epistemología general llamada, hoy en día, pensamiento sistémico (o relacional, o complejo). Por ello, el tratado resulta, a la vez, trivial y profundo. Trivial, en cuanto repite y juega con nociones e ideas conocidas; profundo, porque intenta atar cabos, develar enlaces, integrar una nueva unidad. Tal vez, en sentido literal, un tratado para todos, y para nadie.