En ¡Ah de la vida! el autor persigue la tarea que inició en sus dos obras narrativas anteriores: adentrarse en su vida apelando a la vez a la verdad y a la ficción. Lo vivido, lo leído y lo soñado se funden en estos relatos, los cuales son tanto textos autónomos como partes o fragmentos de una novela que discurre a saltos por lugares y tiempos muy diversos, desde la lejana España de Franco hasta el Nueva York de nuestros días.