Un terrorista -el Hombre- y un Juez de Instrucción se enfrentan, desde posiciones encontradas, en un interrogatorio que va mucho más allá del intento de conseguir información. Los dos hombres se conocen desde niños y en la conversación saldrán a relucir -en un entremezclarse de tiempos y voces pasados y presentes- todas sus diferencias ideológicas y de clase: el juez proviene de una mísera familia campesina y el terrorista es nieto del dueño de las tierras donde ésta trabajaba. Con un lenguaje desbordante, riquísimo en recursos expresivos -donde cada palabra parece haber sido pulida hasta alcanzar una nueva categoría-, Lobo Antunes profundiza admirablemente en el alma humana hasta su médula más desnuda.