Nueva vuelta de tuerca al personaje de Torquemada. Como en la primera novela de la serie, su carácter queda de manifiesto ante una situación trascendental. En este caso, se enfrenta a su propia enfermedad y riesgo de muerte. En estas sensibles circunstancias, su conciencia se divide atormentada: desea salvar su alma, pero nuevamente cree poder engañar a Dios, comprando su indulgencia a cambio de ceder sus bienes a la Iglesia;al mismo tiempo, desea su salvación material para poder completar un negocio que le reportará pingües beneficios.