Albert Einstein no aprendió a leer hasta los siete años, su profesora lo calificó como «mortalmente lerdo». Le costó sangre, sudor y lágrimas acceder a la Escuela Politécnica... después de conseguirlo y finalizar su carrera, su tesis doctoral se consideró «bastante mediocre» por el tribunal que la juzgó. A pesar de ello Einstein acabó convirtiéndose en uno de los científicos más geniales del mundo, y no fue el único: Thomas Alva Edison, Michael Jordan, Graham Bell, Stanley Kubrick, Federico García Lorca... la lista de genios que no fueron grandes estudiantes es muy larga. Con Todos los niños pueden ser Einstein cualquier padre puede encontrar, de una forma eminentemente práctica, las claves que llevan a nuestros hijos al triunfo de su capacidad. Si su hijo ha de pensar adecuadamente, necesita que le enseñen a pensar. Si ha de resolver problemas, necesidad adquirir la habilidad de resolverlos. Si ha de utilizar su cerebro de modo creativo, necesita practicar la creatividad intelectual. Y para todo ello, precisa la suficiente motivación y confianza en sí mismo.