¿Qué impulsa a los sujetos sociales a actuar? Toda la literatura, todo el arte, todos los filmes no bastarían para describir los innumerables móviles de nuestros actos. En cuanto a las ciencias sociales o la filosofía, necesitan dotarse de puntos de referencia que les permitan entender cuáles son los resortes fundamentales de la acción. En efecto, durante mucho tiempo ha dominado la idea de que la acción de los hombres se explica necesaria y exclusivamente por el interés, sea de orden económico, sexual, de conservación, de poder o de prestigio. Por el contrario, la teoría anti-utilitarista de la acción presentada por Alain Caillé en este libro muestra que ese reduccionismo deja escapar, en definitiva, lo esencial de lo que les importa a los seres humanos: éstos se convierten en sujetos precisamente cuando se liberan del estrecho círculo de los intereses, aunque sin negarlos. Porque aspiran más a ser reconocidos que a acumular, los hombres no pueden ser reducidos a la figura del Homo Oeconomicus. Y lo válido para los sujetos sociales individualizados lo es también para las sociedades, cuasi sujetos colectivos estructurados que se vuelven visibles y pensables mediante la operación conjunta de lo político y lo religioso, cuya conceptualización sistemática propone aquí el autor. En consecuencia, una teoría anti-utilitarista de la acción debe constituir la matriz de toda sociología general que pretenda romper con los enfoques economicistas, tan dominantes en la actualidad, de la historia y de la vida en sociedad.