Este libro abre nuevas perspectivas sobre la historia de la religión de la época imperial romana con una mirada centrada en el individuo. En estas páginas no sólo se compara el ritualismo pagano colectivo con la fe cristiana individual, sino que indaga las fuerzas que mueven la densa red del culto público romano, controlado por las élites municipales. El autor contradice fuertemente la hipótesis de que las fuentes de la antigüedad, especialmente los textos normativos y condenatorios, solo ilustran el acceso a la delimitación y la polémica religiosa entre las clases dominantes y los intelectuales. Por el contrario, se defiende aquí que estos textos ofrecen otras perspectivas y una nueva mirada sobre los actos de apropiación. La atención que se dedica a quien contraviene la norma religiosa en las fuentes literarias y jurídicas puede ayudarnos a identificar las variaciones reales en el comportamiento religioso.