La Ética de Spinoza, un libro elaborado rigurosamente según un orden geométrico, es también un texto sobre lo pasional. La cadena volcánica de los escolios , un verdadero inter-texto que atraviesa de múltiples modos la obra, configura a un autor implicado en sus posiciones. Las ideas de Spinoza tienen cuerpo; la imagen plurisecular de un pensador, ora intelectualista ora panteísta, ha ensombrecido importantes segmentos de su pensamiento, hoy más vigente que nunca. Es el caso de las pasiones humanas, Spinoza no sólo no antepone la razón o la conciencia a toda modalidad de articulación del ser con el mundo, sino que descubre e instala aquella que es una verdad de hecho para el saber contemporáneo, las ciencias sociales, el psicoanálisis, etc.: el deseo es la ciencia del hombre. Del deseo y las formas de su perseverar se desencadenarán y reencadenarán las series de afecciones cuyos índices elementales son la Alegría y la Tristeza. En este texto se estudian las formas de encuentros y composiciones pasionales cuya lógica es inmanente a las pasiones mismas, es decir, una política de las pasiones.