La infancia de Matthew y Sophie parecía idílica. Libres de cualquier restricción, vivían la vida a su manera, en su mundo propio, ajenos a las convenciones de los adultos.
Sólo se tenían el uno al otro: el padre era una figura escurridiza y ausente, la madre llevaba una vida misteriosa, confinada en la sala de la casa, y el hermano menos no llegaría a vivir sificiente para inmiscuirse en su pequeño mundo.
Mattie creía saberlo todo acerca de su idolatrada hermana, pero aún debía descubrir los aspectos más sórdidos de su vida. Cuando por fin lo hizo, ya era demasiado tarde.
Una visión aterradora de una relación dependiente y asfixiante, donde cada aparente desenlace conduce a un nuevo comienzo, aún más siniestro.