Candela ha cumplido doce años. Ella no sabe por qué de vez en cuando tiene unas premoniciones de cosas que todavía no han ocurrido. Simplemente las ve en su mente, y con toda su inocencia no puede evitar decirlo. Por desgracia, los vecinos del pueblo comienzan a sentir miedo en su presencia y pronto todos la acusan de ser una bruja.