Pronto descubrirá la trama de engaños que oculta su misión, en la que él no será más que un náufrago en una tormenta y para la que cuenta con la única ayuda de un amigo local, tan perplejo como los demás ante su decisión: ¿qué le ha empujado a embarcarse en un viaje que le puede costar la vida para encontrar a alguien que seguramente ya la haya perdido. Pero Ethan guarda un secreto que le empuja y le aterra por igual. La noche previa a la noticia vio a la niña en lo que en ese momento creyó un simple sueño. La pequeña, perdida y desorientada, le explicó los hechos que conocería la mañana siguiente, y se despidió con un estremecedor ruego: «No estoy muerta».