Una novela de amor que, además, es un canto a la esperanza.
Con una mirada, una sonrisa y un breve intercambio de palabras, Julianne casi ha logrado atravesar el muro que Cooper ha levantado a su alrededor tras la muerte de su mujer, Laura, con quien llevaba unido desde la adolescencia. Ese muro le impide comunicarse incluso con su hija, Cecilia, que le reprocha constantemente sus silencios y a quien responsabiliza de que no sepa más acerca de su madre ausente y de la tristeza que tiñe su hogar desde que ella era una niña.
En ese fortuito encuentro en la terraza de un hotel, se ha abierto una ventana hacia un futuro en el que la felicidad vuelve a ser posible. Cuando Julianne y Cooper se encuentren nuevamente de manera casual, ambos comprenderán que quizás el destino les tiene reservada una segunda oportunidad.